Qué es el EBITDA Ajustado y por qué se ajusta
Guía práctica para entender el EBITDA ajustado en una venta de empresa
En un número relevante de las operaciones de compraventa de compañias las ofertas se basan en un múltiplo del EBITDA. Por eso los vendedores, si tienen la posibilidad, suelen ajustar el EBITDA, porque quieren mostrar el verdadero rendimiento operativo de su empresa sin gastos o ingresos excepcionales que no se repetirán.
Y tiene sentido. El comprador no está comprando el pasado de la compañia sino el futuro. Cualquier gasto que haya sido puntual, extraordinario o claramente no recurrente y que puedas demostrar que no volverá a ocurrir el año siguiente o el siguiente puede ajustarse. Imagina que en los últimos doce meses la empresa facturó 5 millones de euros y tuvo un EBITDA de 1 millón de euros. Si el año siguiente la empresa no creciera, pero tampoco tuviera ciertos costes excepcionales como el cierre de una oficina que costó 100.000 euros o los 100.000 euros de una demanda puntual, sería fácil imaginar que la empresa podría generar 1,2 millones de EBITDA el año siguiente.
El comprador también puede hacer sus propios ajustes. Si tienes ingresos que no son recurrentes, como la venta de un activo no esencial, por ejemplo vender el mobiliario de tu oficina al mudarte, o una subvención puntual, probablemente los eliminará de su cálculo de EBITDA.
Qué gastos puedes ajustar en el EBITDA cuando piensas en vender tu empresa
Cuando llega el momento de preparar tu empresa para la venta, una de las preguntas que más me hacen es “¿Este gasto lo puedo ajustar en el EBITDA?”
Vamos a analizar algunos ejemplos comunes de gastos ajustables y por qué tiene sentido hacerlo.
¿El retainer fee que he pagado al asesor de M&A (y al asesor legal) y la minuta del fiscalista se pueden ajustar?
Sí. Si son gastos no recurrentes ligados exclusivamente a la operación de venta, los puedes ajustar. No son gastos que vayan a repetirse en años futuros.
¿El bonus que me he pagado de 375.000 € se puede ajustar?
Sí, pero con matices. Si ese bonus no refleja una retribución de mercado y más bien es otra forma de sacar dividendo, puedes ajustarlo siempre que acuerdes que no volverás a cobrarlo después de la venta. Es importante justificar bien que, si se te sustituyera por un nuevo CEO, esa persona no debería cobrar este bonus para que el ajuste sea creíble.
¿Los gastos de un acuerdo para cerrar una demanda de un proveedor se pueden ajustar?
Depende. Si puedes demostrar que la demanda es un tema excepcional, por ejemplo no ha habido otras en los últimos cinco años, y que no se repetirá en el futuro, es ajustable. La clave está en que sea algo raro y único.
¿Las facturas relacionadas con cerrar la oficina de Portugal, que ya no genera ingresos, se pueden ajustar?
Sí. Si la oficina ya no opera y estas facturas son consecuencia de decisiones del pasado, no forman parte del negocio recurrente. Por tanto, deben excluirse del EBITDA.
Entender el EBITDA Ajustado sin complicarse
(Para vendedores que quieren maximizar valor)
Una vez que hablamos de ajustes, conviene volver un momento a lo básico: qué es el EBITDA y cómo se construye. Parece trivial, pero en una negociación no siempre comprador y vendedor están usando la misma definición.
📘 Qué es realmente el EBITDA
El EBITDA no es más que una forma de medir la rentabilidad operativa sin interferencias contables o financieras.
Significa: Beneficios antes de Intereses, Impuestos, Depreciación y Amortización.
Sirve para: comparar empresas y entender su rendimiento “real”.
Fórmula:
➡️ EBITDA = Ingreso Neto + Intereses + Impuestos + Depreciación + Amortización
🧮 Cómo se calcula (de verdad, paso a paso)
Empiezas con el Ingreso Neto
Sumas los intereses
Añades los impuestos
Incluyes depreciación y amortización (no es caja, pero afecta al resultado contable)
Con eso ya tienes el EBITDA base. Pero el que suele interesar en una venta no es ese… sino el EBITDA Ajustado.
¿Qué es el EBITDA Ajustado?
Es el EBITDA “normalizado”: la cifra que refleja cómo debería funcionar el negocio en condiciones regulares, sin ruidos del pasado ni situaciones que no se repetirán.
El comprador lo utiliza para proyectar el futuro; el vendedor para mostrar el verdadero potencial de su empresa.
✂️ Ajustes típicos que se suelen aplicar
Aquí entran los ajustes más habituales que casi siempre aparecen en una negociación:
1️⃣ Gastos no recurrentes
Costes excepcionales que no volverán a aparecer.
2️⃣ Ingresos o gastos inusuales
Eventos atípicos que no forman parte del día a día del negocio.
3️⃣ Operaciones discontinuadas
Ingresos o costes de líneas de negocio que ya han desaparecido.
4️⃣ Salarios de propietarios
Cuando el dueño cobra muy por encima (o por debajo) del mercado.
5️⃣ Alquileres fuera de mercado
Contratos demasiado caros o demasiado baratos frente a precios reales.
6️⃣ Gastos legales extraordinarios
Litigios puntuales, no habituales en el funcionamiento normal de la empresa.
7️⃣ Deterioro de activos
Cargas contables sin impacto en caja que distorsionan la rentabilidad real.
¿Por qué importa tanto todo esto?
Porque el comprador no paga por el pasado, sino por lo que cree que el negocio generará en el futuro.
Y un EBITDA lleno de distorsiones, positivas o negativas, hace más difícil valorar la compañía.
Un EBITDA ajustado bien preparado:
reduce discusiones durante la due diligence,
mejora la credibilidad del vendedor,
y permite que ambas partes evalúen la empresa con los mismos datos.
No es un ejercicio de maquillaje. Es un ejercicio de transparencia bien hecha.



